Sobre Triana

  
Mi camino no fue fácil.
Y eso, aunque hoy lo agradezco, en su momento fue muy duro.

Crecí en un entorno complicado, donde desde muy pequeña tuve que aprender a sostenerme sola, a ser fuerte, a no molestar, a no sentir.
Durante muchos años viví desde la exigencia y la lógica, pero también me desconecté de mi intuición, de mi deseo, de mi capacidad de disfrutar.

Debido a esta manera de vivir repetí patrones que me hicieron sostener relaciones y proyectos que no eran buenos para mi. Durante casi 10 años estuve en una relación donde me perdí completamente. También hice Trading casi una década, aunque no me gustaba ni me generaba lo que buscaba.
Pero de cada una de esas etapas saqué algo muy valioso: mucho crecimiento personal, aprendizajes profundos y elevar mi nivel de consciencia. Hoy tenga la certeza de que todo lo vivido me estaba preparando para algo más grande.

Vi cómo las mujeres de mi familia -mi abuela paterna, sus hermanas y algunas de mis primas- fallecieron de cáncer. Tal vez ahí nació mi búsqueda: entender por qué enfermamos, cómo podemos sanar, y qué podemos hacer para transformar ese proceso tan duro en una oportunidad real de cambio profundo.

Llevo casi 12 años siguiendo un estilo de vida vegano, y eso me llevó a estudiar con profundidad el impacto que tiene la alimentación en nuestra salud, especialmente en relación al desarrollo del cáncer.
Me formé en nutrición basada en plantas, en desarrollo personal y espiritualidad.
Estudié Kabbalah, trabajé con mentores de crecimiento personal y entendí cómo funciona la mente, el ego y el alma . De todo eso nació el método que hoy comparto en mis mentorías, basado en 5 pilares clave que no suelen abordarse juntos en ningún proceso convencional.
Además, dos amigos muy cercanos atravesaron un cáncer. Estuve a su lado desde el diagnóstico y viví el proceso muy de cerca. Eso fue determinante para mi.
Pude ver con claridad todo lo que les faltaba: contención emocional, espacios donde hablar con sinceridad, entender por qué tenían cáncer, hacer la conexión entre la alimentación y el cuerpo, gestionar el miedo, la incertidumbre y un largo etcétera...

Me di cuenta de que el sistema médico se enfoca en los síntomas- que es fundamental, por supuesto- pero no está diseñado para acompañar la mente, el corazón y el alma. Y eso también necesita cuidados.

Fue ahí cuando sentí con total claridad que esto es lo que vine a hacer: 
Educar, acompañar y sostener a personas que están atravesando un cáncer, para que sepan que tiene muchas más herramientas de las que les contaron. Que sanar también es mirar hacia dentro, reconocer la historia, soltar el peso, transformar los vínculos, conectar con el alma y elegir una nueva forma de vivir. 


 

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